lunes, 30 de diciembre de 2019



CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA
El concepto de contaminación electromagnética, electro polución o electrosmog, se refiere a la exposición excesiva a las radiaciones producidas por campos electromagnéticos generadas por equipos electrónicos u otros “artefactos tecnológicos” producto del ingenio y actividad humana.
Este electromagnetismo se considera como un factor de influencia negativa, y por ello lo del término "contaminación", puesto que existe la sospecha, en diversos ámbitos científicos especializados como es el caso de los investigadores Priyanka Bandara y David O Carpenter en su publicación de diciembre de 2018, “Planetary electromagnetic pollution” (thelancet.com), que la influencia de estos campos podrían ser un factor de riesgo para la vida y bienestar de los seres vivos por igual.
Esta radiación electromagnética proveniente de los aparatos electrónicos que usamos cotidianamente, tales como el teléfono celular, las señales wifi, hornos de microondas, televisores, entre otros, no son la única fuente electromagnética a la que estamos expuestos, puesto que la principal fuente de radiación que influye sobre los seres vivos en su conjunto es el astro rey, y la luz que necesitamos para vivir es justamente eso, oleadas de ondas electromagnéticas, por tanto,

¿Qué son estas ondas electromagnéticas y como pueden afectarnos?
Por principio cabe mencionar, que una onda electromagnética es la vibración del campo eléctrico y magnético que se expresa en el espacio y se propagan tal como lo harían las olas en el mar.
Las microondas, los rayos x, los rayos gamma, las ondas de radio y el espectro lumínico de la luz del sol, tienen esta misma naturaleza, lo que las hace diferentes entre sí es la frecuencia a la que vibran; es decir, la cantidad de ciclos por segundo que genera cada onda como puede apreciarse en la imagen siguiente:


Longitudes de onda. Elaboración propia con base en. Fuente: 123rf.com

¿Qué pasa cuando una onda electromagnética llega a un objeto?
Cuando las ondas electromagnéticas alcanzan un objeto cualquiera (una mesa, un cristal, una persona, etc.) es absorbida rápidamente por los átomos receptores, aumentando con ello, su nivel de energía. En este sentido, los electrones residentes en el objeto o ser vivo, se desplazan a niveles de mayor energía dentro del átomo, alejándose así del núcleo, luego el electrón posteriormente y tras un corto periodo de tiempo, vuelve a su lugar original cerca del núcleo del átomo, emitiendo entonces la energía recibida anteriormente, y generando con ello, calor. A este efecto producido por ciertos campos de energía, como los electromagnéticos, se le conoce como efecto no ionizante.
Lo anterior (ondas electromagnéticas de baja energía), pueden percibirse por los efectos que produce en nuestra vida en forma de frecuencias de radio, el uso de hornos de microondas, el espectro infrarrojo de la luz (aprovechado por los calentadores solares de tubos al vacío para calentar el agua), y la luz visible del sol).


Medición de la radiación de un horno de microondas y detección del norte magnético para estudio de la red Hartmann y Curry. Hábit4espacio, 2019.

En la imagen anterior puede observarse la cantidad de radiación electromagnética que puede producir un equipo doméstico de uso común en muchos hogares en la actualidad en muchos países, como lo es el horno de microondas.
Medido con un equipo especial, puede observarse que la cantidad de radiación a la que se expone una persona, cada vez que utiliza un electrodoméstico como este, supera el rango máximo de exposición de 0.40µT, por lo que 89.7µT (micro Teslas), acuerdo con la OMS en la publicación, Campos electromagnéticos y salud pública de junio de 2007, al ser fuentes de contaminación electromagnética en el hogar, aunque los estudios realizados no sean aún del todo contundentes para afirmar que las radiaciones electromagnéticas están ligadas a ciertos efectos biológicos en el corto y mediano plazo, no se descartan los posibles riesgos asociados, a dos generaciones de haber comenzado este boom tecnológico de las comunicaciones globales. Algunos efectos biofísicos estudiados según la OMS van desde tensión muscular, pasando por estimulación del sistema nervioso central (nerviosismo y ansiedad), hasta posibles riesgos para desarrollar cáncer o leucemia infantil.
En contraparte, cuando las ondas electromagnéticas, llamadas de alta energía, alcanzan un objeto, la historia es otra, puesto que el antes mencionado electrón, en lugar de subir su nivel de energía, sale disparado del átomo, cual pelota de base bol, terminando con la ionización del mismo, lo que produce destrucción de la estructura molecular y, por consiguiente, la muerte de los tejidos vivos de cualquier organismo.
Debe comprenderse entonces que la energía y, por tanto, los riesgos asociados a esta, no depende de su intensidad, sino de su frecuencia; por lo que bajo el principio de “a mayor frecuencia, mayor energía”, como puede verse en la imagen que corresponde con la longitud de onda anterior, los rayos UV, los rayos X y los rayos Gamma; en combinación con una exposición prolongada en el tiempo, puede causar diversas afecciones cutáneas, entre ellas, el cáncer de piel.
Finalmente, aunque permanecer junto a una antena de radio o el uso prolongado de un teléfono celular pudiera no representar un riesgo para la salud de una persona o para la de cualquier otro ser vivo, hay mecanismos mucho más complejos dentro de la biología que compone los organismos vivos que la física mecanicista simplemente no puede explicar, por lo que hoy más que nunca es necesario ahondar en investigaciones que permitan reconocer la correspondencia entre los efectos colaterales de una exposición prolongada a éstas radiaciones y la salud del hábitat planetario o geobiología.



Medición de la energía telúrica con equipos de radiestesia. De izquierda a derecha: análisis geobiológico para un proyecto de obra nueva en San Gregorio Xochimilco, CDMX. Análisis geobiológico en cafetería de Coyoacán, CDMX. Hábit4espacio, 2019. Árbol sobre punto geopatógeno en España. Radiestesia y salud.com.
Así mismo, debe ponerse mayor atención a las actividades cotidianas, tales como evitar tener fuentes de radiación electromagnética dentro de la recámara o alcoba, dejar cargadores de baterías o celulares dentro del dormitorio, portar los teléfonos celulares como parte de la vestimenta personal adheridos al cuerpo y líneas de tensión eléctrica cerca de la cama o espacios de descanso importantes. La pregunta obligada para muchos de los lectores sería:


Medición de la radiación en equipos comunes en las mesas de noche y dormitorios. Nótese que el nivel máximo de radiación es 0.40µT. Hábit4espacio, 2019.
¿Estamos conscientes de las sensaciones y mensajes que nos da nuestro cuerpo?
Entre mayor conciencia tengamos de nosotros mismos y del nivel de conexión que tenemos con la tierra habrá mayor bienestar y calidad de vida para nosotros como especie.

Agradecemos a nuestros amables lectores y les invitamos a contactarnos para ayudarlos a detectar algún tipo de anomalía relacionada con le energía en su hogar o centro de trabajo.


 Referencias:
·        Santaolalla, J. 2015, noviembre 17. ¿los teléfonos móviles son peligrosos para la salud? Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=VKxc51b4sSM
·        Organización Mundial de la Salud. 2011, junio. Campos electromagnéticos y salud pública. Recuperado de: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/electromagnetic-fields-and-public-health-mobile-phones
·        The bmj. 2012, marzo 08. Mobile phone use and glioma risk: comparison of epidemiological study results with incidence trends in the United States. Recuperado de: https://www.bmj.com/content/344/bmj.e1147
·        Árboles y geopatías: http://www.radiestesiaysalud.com/arboles.htm
       Agradecimientos especiales a la asistente de investigación: Pamela Alvarado
     La imagen del encabezado corresponde con la antena celular ubicada sobre una importante panificadora al sur de la ciudad. Fuente: Hábit4espacio, 2019.




martes, 12 de noviembre de 2019




III. La capacidad de proliferación biológica que tienen los materiales utilizados en la construcción y los sistemas de aire acondicionado.

"Cada paciente libera al ambiente cerca de 37 millones de microbios en una hora"

En este recorrido por los principales factores de riesgo al interior de los edificios, principalmente aquellos destinados para las funciones sanitarias como lo son los hospitales, es importante resaltar que los materiales de construcción tienen un papel importante, y en la búsqueda de algún marco legal que establezca los parámetros o normalización acerca de los tipos de materiales permitidos en la construcción de estos edificios, la búsqueda no ha rendido algún fruto. Sin embargo, para beneplácito de los lectores del presente espacio, si existen materiales que por su geometría estructural, según apuntan científicos de la Universidad de Aveiro en Portugal, dan lugar a espacios entre los átomos que los forman, posibilitando la colonización de estos por parte de virus y bacterias que en estado latente que se mantienen vivos gracias al efecto invernadero que se genera en el interior de los espacio de internamiento, dando lugar a poblaciones de virus o bacterias residentes que posteriormente infectan a los pacientes cuyo sistema inmunológico se encuentra debilitado.
Lo cierto es que, si vamos un poco más al fondo del asunto, los uniformes y las batas del personas que ahí labora, según estudios realizados en 2015 por la Universidad de Chicago, guardan cerca de 80 tipos diferentes de bacterias, sin contar los materiales con que están fabricados los equipos de cómputo (hardware), los materiales para la fabricación del mobiliario como estaciones de enfermería, recepción, las cortinas, las barandillas de las camas, las llaves de los lavamanos en los sanitarios. 
Freepik.com

Por otro lado, qué hay que decir sobre los equipos aire con lo que podemos llegar a encontrar en los hospitales, los secadores de manos de estos y otros lugares, inocentemente, pueden albergar diferentes tipos de bacterias en su interior, impregnando las manos de las personas, que sin darse cuenta conviven con estos microorganismos de manera habitual.
Otro implemento que puede sumarse a esta lista patológica son los aires acondicionados. Si consideramos que cada paciente libera al ambiente cerca de 37 millones de microbios en una hora, sería fácil imaginar el nivel de higiene que deberían tener estos espacios para la salud, sin embargo, los ductos de ventilación o extracción de aire acondicionado son responsables de la emisión de millones de microorganismos al ambiente, ya de por sí, contaminado de un hospital.

Pinterest 2019.

Entre los pasajeros que viajan en estos ductos pueden encontrarse los ácaros, partículas suspendidas de polvo, cabellos, pelusa, restos de piel muerta. Lo anterior se debe a que, en muchas ocasiones, la falta de mantenimiento de estos sistemas, suman otras situaciones de riesgo. Por ejemplo, hoy se sabe que estos sistemas de aire están asociados a diversos efectos físicos comunes, encontrados en la mayoría de los edificios enfermos tales como la resequedad nasal - ocular, sinusitis, rinitis, conjuntivitis, entre otros y es gracias a la falta de planeación, integración medioambiental, aspectos relacionados con el diseño de los edificios, que se recurre en primera instancia a los sistemas de aire acondicionado para lograr estados de regulación térmica en el interior de estos espacios sin considerar otras opciones como el diseño bioclimático para resolver la habitabilidad del edificio.

Laboratorio Nacional de Argonne.


martes, 5 de noviembre de 2019



II. Factores biológico-infecciosos. 

"Un hospital es uno de los entornos 
más propicios para que ocurran infecciones por bacterias".

Dichos factores son propios de la edificación; es decir, bacterias que se alojan en las superficies tanto en pisos, paredes, techos y demás rincones que integran el edificio.
De acuerdo con la ECDC, los hospitales son lugares donde se conjugan diferentes factores micro ambientales que posibilitan la proliferación de las bacterias, entre ellos cabe mencionar, que el alto índice de humedad que hay en el aire, o bien, humedad relativa (%), además del calor que producen algunas luminarias, equipos de diverso tipo o el que proviene del cuerpo de las personas internadas, trabajadores, visitantes, etc. 

Análisis micro ambiental de un espacio de internamiento, fuente: ECDC.

Esto lleva a considerar el porqué cuando las personas son ingresadas en un centro hospitalario, andan con nada más que una bata y la sensación de frío que hay en estas áreas obedece a una condición para reducir en lo posible la proliferación de dichas bacterias.

Volviendo al tema de los materiales utilizados en la construcción de estos centros hospitalarios, aquellos de mayor porosidad, aunque tienen ciertas ventajas sobre otros materiales en términos de ligereza, como apuntan algunos especialistas, requieren de un proceso de esterilización que no siempre es aplicable a un edificio según la norma europea  EN-556 (1995) en su conjunto tienen mayor posibilidad para albergar colonias de bacterias que se multiplican fácilmente en medio de un medio tan cómodo de humedad y calor. Esto  lleva a considerar también, el deterioro y falta de mantenimiento de estos edificios puesto que, con el paso del tiempo, van mostrando fisuras, agrietamiento, y todo tipo de desgaste constructivo, en el que fácilmente pueden alojarse los microorganismos.

Estas bacterias encuentran un medio ideal para subsistir a medida que se va poblando el edificio y consecuentemente, debido a diversos factores como los hábitos de limpieza tanto del personal médico, intendencia, los pacientes y sus visitantes.

Las colonias de bacterias, como señala un estudio realizado en Estados Unidos, pueden estar presentes en muchos artículos, objetos y materiales, como los mostradores de la recepción e informes, equipos de cómputo, teléfonos móviles, ropa y por tanto, similares a las que se encuentran en las manos de las personas que manipulan estos objetos.

Esta misma investigación afirma que antes de la apertura del hospital de la Universidad de Chicago, las bacterias presentes en el ambiente eran las mismas de las paredes, pisos y etc. Por lo que, a la hora de ingresar los primeros pacientes, la comunidad de microorganismos o microbiota, había cedido su lugar a las que llegaron junto con estos a los espacios, de tal manera que, con el paso del tiempo, entre más se prolongue la estancia de una persona en estos sitios, mayor será la presencia bacterias relacionadas directamente con el paciente.

Ahora bien, existen algunos aspectos que incrementan el riesgo a padecer alguna enfermedad hospitalaria, entre ellos, que la práctica médica actual es muy invasiva como agresiva, por lo que cualquier cateterismo, operación o exposición de los órganos internos al ambiente contaminado como el de un hospital, supone un riesgo potencial a presentar alguna infección.

Entre los padecimientos más comunes encontrados en el interior de un centro hospitalario o internamiento se encuentran, según el estudio citado anteriormente, las infecciones de vías respiratorias y urinarias. La primera de ellas se debe a la presencia de la bacteria del neumococo en el ambiente, mientras que la segunda puede asociarse a las prácticas de higiene poco rigurosas por parte del personal de limpieza dentro del hospital.


Fuente: tvcrecer.com











Existe también otro factor importante a considerar dentro de un hospital y es que las altas concentraciones de antibióticos que reciben los pacientes al ingresar, además de poner en riesgo la salud del sistema renal de estos, estimula la resistencia de las bacterias a estas sustancias.

Otro aspecto asociado, poco estudiado y con un alto impacto en la salud de las personas es el campo del pensamiento dentro de los hospitales, ya que como se afirman los expertos, los pensamientos generan emociones y estas a su vez producen estados de ánimo que debilitan el sistema inmunitario de los pacientes.
Finalmente, hay que considerar que las bacterias tienden al cambio constante, por lo que no sería raro imaginar la mutación de estas en otras más resistentes a los antibióticos cada vez más potentes o de amplio espectro, si se toma en cuenta que van desarrollando una capacidad singular de sobreponerse a estos medicamentos. Por tanto, tomando en cuenta que los hábitos de vida son muy importantes dentro de un lugar como este, la limpieza y desinfección de las manos tienen un rol fundamental como medida preventiva de riesgo.










Otro aspecto que se debe considerar es la utilización de materiales como el cobre en los sistemas hidráulicos como medida de prevención, ya que este material es poco poroso e inhibe la proliferación de bacterias.


Fuente: nacobre







martes, 29 de octubre de 2019



  Edificios enfermos para la salud de las personas


“Por cada 100 pacientes que ingresan a un hospital,
6 salen con alguna infección que no tenían cuando entraron”


Hoy damos comienzo a una serie de intervenciones en las que hablaremos de las condiciones antihigiénicas que tienen algunos edificios y comenzaremos por hablar de los centros hospitalarios.
Esto último, no solo al auge que ha tenido el tema en redes sociales o al gran interés que ha despertado en las personas que amablemente me acompañan en las charlas a las que me han invitado para compartir acerca de este y otros más, relacionados con la salud de los espacios que habitamos y la forma de hacerlos más saludables desde la perspectiva del diseño medioambiental. 
Por otro lado, porque personalmente, hace algunos meses tuve una experiencia relacionada con el cuidado de una persona muy especial para mí y lo que pude observar me dejó paralizado, al punto de considerar, con un dejo de desolación, que el sistema hospitalario (por lo menos el sistema público), en México, es un sistema diseñado para el deceso de las personas y no para su recuperación.
En esta primera parte hablaré un poco acerca de los factores de riesgo asociados al desarrollo de patologías dentro de una edificación y que influye en el bienestar y/o recuperación de este.

I. Factores físicos o de diseño del edificio


Ya sea que vivamos, estudiemos, trabajemos o nos desarrollemos en cualquier área de la vida, gran parte de lo que hacemos de manera cotidiana tiene relación directa con los espacios que habitamos.
En la actualidad estos espacios, producto del ingenio humano, se basan en el uso muchas veces indiscriminado de materiales y sistemas constructivos industrializados como lo son, el concreto, el acero y el vidrio, lo que ha generado que poco a poco, estos espacios vayan perdiendo su relación con la tierra y son responsables de consumir más de la mitad de la energía que se produce a nivel mundial, tan solo para su operación.
Lo anterior, apunta a una marcada tendencia a separarnos del resto de la naturaleza, lo que en el caso de las construcciones tiene diversas implicaciones negativas para los usuarios, tales como resequedad ocular, nasal e incluso serios problemas de vías respiratorias, entre otras.


En la imagen puede apreciarse la rejilla del sistema de extracción de aire, situado en el plafón de una de las regaderas dentro de un hospital de zona. Foto: Habitaespacio, 2019.

Como apunta el título del presente artículo, dentro de los usos y destinos de estos edificios, existe un tipo, los hospitalarios que, por su naturaleza, resultan mucho más sensibles a padecer lo que llamamos el Síndrome del Edificio Enfermo, debido a algunos e incluso todos los siguientes factores como son (cabe señalar que por ahora y debido a la extensión del tema, solo me limitaré a mencionar someramente algunas cosas con la intención de desarrollar en otras intervenciones otros conceptos a mayor profundidad):

  • La falta de integración medioambiental en el diseño arquitectónico, misma que se abordará en esta ocasión y se refiere a la conexión del edificio con su medio natural inmediato.
  • Los factores biológico-infecciosos propios de la edificación relacionados con las actividades que en este se llevarán a cabo, es decir, las colonias de bacterias residentes que habitan los espacios de exploración e internamiento y que son quienes finalmente se alojan en los organismos debilitados, quedando a merced de estos.
  • La capacidad de proliferación biológica que tienen los materiales utilizados en la construcción.
  • Los hábitos de uso de estos espacios, así como los aspectos negativos en el mantenimiento dentro y fuera de los mismos, lo que específicamente se refiere a los hábitos tanto de limpieza tanto de los mismos internos, visitantes y personal operativo de estos centros de hospitalización.

Precariedad en el diseño arquitectónico. Lo que se traduce en la falta de integración ambiental de estos edificios en relación con los elementos del clima (temperatura, humedad, viento, luz natural, etc.), y que repercute fuertemente en su nivel de habitabilidad, o bien, la capacidad que tienen los espacios para propiciar en las personas, el desarrollo de sus capacidades físicas, mentales, intelectuales, psicológicas, emocionales e incluso espirituales.


Sistema de extracción de aire en sanitario. Fuente: Habitaespacio, 2019.

Esto último, frente a la apremiante necesidad de acondicionar mecánicamente el aire de los interiores para su “óptimo funcionamiento”, es una de las principales razones por las cuales estos edificios resultan más tóxicos que benéficos para los fines que pretenden.
Algunos especialistas señalan que es más fácil contraer alguna enfermedad estando dentro que fuera de un hospital, por lo que salvo que tengamos alguna experiencia relacionada con la cotidianidad dentro de una institución hospitalaria, ya sea como pacientes, cuidadores o acompañantes recurrentes, y seamos lo suficientemente observadores, es casi imposible notar, debido en ocasiones al nivel de estrés tan alto que se vive constantemente, el conjunto de factores ambientales que favorecen las infecciones y contagios dentro de estos espacios.


Fuente: http://laisureste.com/

En este sentido, de acuerdo con información de la ECDC en 2017 (European Centre for Disease Prevention and Control), de la Unión Europea, por cada 100 pacientes que ingresan a un hospital, 6 salen con alguna infección que no tenían cuando entraron por lo que el número de muertes, tan solo en España, relacionadas con estas infecciones suman unas 37.000, aproximadamente en este mismo año.
De manera muy respetuosa para los lectores de este espacio, quiero comentar que nos gustaría hacer más digerible el contenido aquí vertido, por lo que me limitaré a hacer una pausa en este punto del texto para continuar en una siguiente intervención, así que agradecido recibiré los comentarios y sugerencias que mis líneas puedan producir.
Hasta el próximo martes.

martes, 12 de marzo de 2019

La energía del planeta tierra y su influencia en la calidad de vida de los seres vivos.

Introducción
El presente artículo es una reflexión acerca de la importancia de conocer e identificar la energía presente a nivel local en nuestras viviendas y cómo esta energía afecta directamente el hábitat construido y natural de nuestro planeta en su conjunto.
Como preámbulo, cabe hacer notar que cuando afirmamos que todas las cosas están vivas, es porque lo están en un cierto nivel. 
Esto último puede generar antagonismos hoy en día y más aún, cuando echamos una mirada a los problemas medioambientales que se vive en diferentes partes del mundo a causa de la manera tan egoísta con la que se trata la naturaleza, sin considerar siquiera que es nuestra propia naturaleza, de la que formamos parte, la que está siendo destruida.

Algunos autores, reconocidos mundialmente en el campo de la física cuántica y la filosofía (Capra, F. "El Tao de la física"), rescatan en sus trabajos un conocimiento invaluable venido a hoy desde los griegos para quienes toda materia, animada o inanimada, tiene vida en algún nivel.

Para la escuela filosófica de Mileto, como ya se apuntaba, las cosas están dotadas de una espiritualidad propia, en este sentido, los minerales, el reino vegetal, el agua, el aire, el fuego y por supuesto los animales, entre los que figuramos nosotros los seres humanos.
El presente texto, debido a su naturaleza y contenido, puede ser abordado desde distintas miradas: arquitectura, salud, esoterismo, energía, espiritualidad, ser, conciencia, ciencias de la tierra, entre otras.
En este sentido, llama la atención que, dada naturaleza de los modelos educativos en muchas instituciones educativas de nuestro país, dotar a las piedras de una vida propia pudiera incluso hasta sonar como algo descabellado y sin embargo, es una pena encontrar una ignorancia tal, desde los primeros años de formación preescolar hasta los últimos años de formación profesional en muchas universidades.

Ahora bien, desde mi punto de vista como profesional de la arquitectura y profesor universitario, estas carencias formativas y de sensibilidad, hacen mella en la capacidad de los estudiantes para intervenir un espacio, ya sea natural o construido y considerar siquiera la loca idea de que hasta las piedras están vivas y por tanto merecen un respeto.

En este universo dual, dotado de espíritu y materialidades, resulta increíble pensar que la energía en forma de vibraciones puede ser capaz de modificar el ADN de las cosas.

A este respecto me refiero al nivel vibratorio de todo cuanto existe, no solo en el planeta, sino en el universo, y es que la vibración de un objeto, como un tipo de energía, hace variar todas las cosas, en la gama de colores que existen, formas e indiscutiblemente, por la intencionalidad con la que pensamos, hablamos y actuamos en la vida.

En algún trabajo anterior, ya se ha señalado que si la conciencia es una tecnología muy poderosa al servicio de la humanidad, es la conciencia un instrumento maravilloso capaz de modelar el nivel vibratorio de todo cuanto existe a nuestro alrededor.

Cuando hablamos de la energía y de la capacidad infinitamente transformadora que posee, el mejor ejemplo que puedo traer a mi mente es la energía del Amor. El Amor como una forma de vida armónica, unificadora o fractal, como se verá más adelante, produce una vibración tan poderosa capaz de cambiar la realidad de una persona o de un planeta completo.

Geobiología y confort electromagnético
La Geobiología, o ciencia del hábitat, es una herramienta útil que permite detectar  las energías sutiles presentes en nuestro hábitat. Esta disciplina estudia la interacción de la tierra con los seres vivos, según el lugar donde estos se desarrollen.
De reciente incorporación en el campo de las ciencias, esta ciencia del hábitat estudia los efectos que produce la energía proveniente tanto de las capas interiores del planeta como la que llega desde el espacio en diversas longitudes de onda.

El efecto patológico que producen estas vibraciones en conjunto en los seres vivos dan lugar a desórdenes energéticos, de pensamiento, emocionales y, por ende, físicos, como es el caso de las enfermedades, cuyo origen, se estudia actualmente desde las emociones en el campo de la biodecodificación genética.

De esta manera, para el análisis de las energías sutiles, presentes en espacios abiertos o ya construidos, es necesario tener la capacidad sensorial para detectar estas sutiles variaciones en la energía del ambiente, aunque, por otra parte, esto se facilita gracias a la utilización de instrumentos como varillas de radiestesia, el aurómetro o el péndulo, pues amplifican la capacidad de un individuo para percibir estas energías.

Archivo personal del autor.
Para la arquitectura, como una disciplina que integra diversos campos de conocimiento, el estudio de estos fenómenos, llamándolos de alguna manera, bio electromagnéticos, se realiza desde una rama de la habitabilidad denominada confort electromagnético, tan poco estudiado y difundido en esta era de las telecomunicaciones con sus antenas celulares, sofisticados equipos de comunicación y la mayor desconexión de la raza humana con su propio planeta.

Retomando este concepto del confort o bienestar electromagnético, hay que indicar que se encuentra asociado al nivel de exposición a que puede estar un ser vivo en relación a un campo electromagnético natural o inducido artificialmente; lo que condiciona el desarrollo de las capacidades físicas, mentales, psicológicas, emocionales o espirituales de cualquier ser vivo. 
En consecuencia, cuando hablamos de patologías de la arquitectura o Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), es importante mencionar que si bien, muchas personas pasan un número de horas al día, expuestos al efecto de algún campo electromagnético, apuntan diversos especialistas, el riesgo a desarrollar alguna enfermedad aumenta.

Muestra de ello, lo vemos diariamente en la calle, en el supermercado, en las escuelas de todos los niveles e incluso en nuestros hogares. Me refiero al uso indiscriminado que se hace de los teléfonos celulares y a las partes del cuerpo expuestas a la radiación de estos equipos.

En este sentido, todos hemos visto alguna vez, a alguna persona o personas guardando su teléfono celular en la bolsa del pantalón, la bolsa de la camisa, en el caso de los varones o dentro del sostén, en la bolsa trasera de los jeans, en una cartera de mano o bolso de colgar en el caso de las mujeres.

Fuente: plenilunia.com
El efecto patológico está directamente asociado con la parte del cuerpo expuesto a la radiación. Si se considera que el hablar largo rato por teléfono, genera una sensación de calor en la cabeza, ya podemos imaginar lo que se está cocinando dentro de nuestros cráneos ante tal exposición a las microondas.



La Red Hartmann
Esta red se compone de líneas energéticas, también conocidas como líneas Hartmann, que por su cobertura mundial conforman una red global bio electromagnética.
Esta red planetaria es el resultado de la interacción de dos tipos de energía: la energía telúrica, procedente del núcleo de la tierra y la energía cósmica, proveniente de los confines del cosmos y que se refleja en la corteza terrestre nuevamente hacia el espacio.

Fuente: google.com
Como antecedente, Ernst Hartmann, su descubridor, ya para principios de 1900 comenzaba a estudiar el efecto que estas energías producían en la salud de las personas con resultados espeluznantes, y es que de acuerdo con este físico alemán (1925-1992), un alto porcentaje de las muertes entre sus pacientes se relacionaba directamente con Geopatías, es decir, por exposición durante largo tiempo a zonas con intensos campos electromagnéticos naturales.

De acuerdo con algunas fuentes consultadas, Hartmann realizó más de 150mil pruebas de estrés ambiental o georritmogramas, con la finalidad de comparar los niveles de resistencia electromagnética de la piel de personas expuestas, durante ciertos periodos de tiempo al día a zonas geopatógenas y las comparó con la de aquellas que no lo estuvieron. Los resultados de dichos experimentos, evidenciaron las distintas reacciones entre personas expuestas a las alteraciones geofísicas y las de los sometidos a zonas neutras.

Desde entonces y hasta nuestros días, sabemos que permanecer expuesto a este tipo de radiaciones durante varias, desencadena alteraciones en el sistema inmunológico, endocrino y hormonal, lo que puede traducirse en malestares y desequilibrios varios como insomnio, levantarse en las mañanas y sentirse cansado, dolores de cabeza o migrañas, dolores musculares, ansiedad, hiperactividad, nerviosismo o depresión, incluso aumenta la incidencia a ciertas enfermedades congénitas y degenerativas.

Finalmente, como podrá observarse, si la presencia de un cruce Hartmann coincide, además, con alguna otra variación geofísica, como fallas o corrientes de agua subterránea, el efecto negativo dentro del espacio habitable aumenta de manera significativa.

Entre las características más significativas de la red Hartmann se encuentran, que es una red que se extiende por toda la tierra, formando una retícula ortogonal orientada de norte-sur, con líneas dispuestas a cada dos metros y de 2.50 metros de este-oeste aproximadamente.

Fuente: Archivo personal del autor.


Cabe aclarar que la red Hartmann no es una retícula regular, ya que puede presentar cambios o distorsiones locales como resultado de fenómenos geológicos bien conocidos como los sismos o terremotos además de producir importantes modificaciones en el campo electromagnético de la tierra, producen desplazamientos de las capas tectónica, dando lugar a fallas o grietas en diferentes zonas de la corteza terrestre.

De igual manera, dichos cambios en la regularidad de las líneas energéticas pueden derivarse también por la presencia de corrientes de agua subterránea, drenajes, cableado subterráneo, subestaciones eléctricas de emergencia alojadas en algún sótano, o debido a la reacción electromagnética de grandes volúmenes de acero, como los utilizados en las cimentaciones de ciertas construcciones, entre muchos otros.

 Las líneas Hartmann tienen cerca de 21cm de ancho aproximadamente y también pueden presentar variaciones como en el caso anterior.
Estas líneas globales forman barreras energéticas verticales, naturales e invisibles; es decir, como si fueran grandes muros que emergen del centro de la tierra y llegan hasta las últimas capas que componen el límite entre el planeta y el espacio, dicho de otra manera, cubren toda la superficie terrestre.
Estas barreras de energía tienen tal efecto, que además de la altura, pueden atravesar cualquier tipo de material; lo que afecta de manera directa a cualquier construcción indistintamente de sus niveles.

Es importante destacar que en las zonas donde se cruzan las líneas que forman esta retícula energética, se generan zonas de iones negativos llamadas zonas geopatógenas, y los efectos que producen son potencialmente nocivos para la salud de los seres vivos, cuando se permanece en ellas durante cierto número de horas al día.

Por otra parte, los espacios que se generan entre estas líneas geométricas formando cuadrantes, se consideran zonas neutras, es decir, zonas donde no se registran ni se producen modificaciones en el campo magnético natural terrestre; por lo que no tienen efectos negativos sobre la vida.

Los sensores cósmicos
Dentro de la gama de instrumentos utilizados y que ya podemos adquirir en diferentes sitios de internet para neutralizar los efectos de dichas energías, se encuentran algunas plantas de tipo cactáceas, gemas, pirámides de cuarzo, orgonitas, entre otros.
Existe, además, otra manera de neutralizar la energía proveniente de diferentes campos electromagnéticos, estos son los sensores cósmicos. (disponibles a través del siguiente enlace:https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-667532499-sensores-cosmicos-_JM)

Fuente: Archivo personal del autor.

Estos sensores, basados en la progresión descubierta por el matemático italiano Fibonacci en 1700, representan una sucesión infinita y armónica de números. Por lo que integran en sí mismas, estructuras geométricas basadas en proporciones numéricas, o fractales, que contienen el orden divino y armónico del universo, cuya perfección y orden puede apreciarse desde la partícula más diminuta, hasta la estructura más compleja e imponente.

Fuente: https://www.vix.com
Esta proporción divina o Áurea, ya utilizada desde la antigüedad por muchas civilizaciones, integra un enorme misticismo en sí misma, de manera que estos trazos y proporciones, contenidos en muchos de ellos en mandalas, Geomancia o diseños modernos con estas características tan armónicas como las de los sensores cósmicos, armoniza     la energía de cualquier ambiente, los campos electromagnéticos de los equipos electrónicos y demás fuentes de energía tan comunes en la actualidad, produciendo una sensación de tranquilidad, paz y serenidad en las personas.

Estos sensores se llaman cósmicos debido a que tienen la facultad de detectar y neutralizar o más bien dicho, ordenar la energía cósmica y telúrica, que vibra a frecuencias que producen estragos en la vibración de los seres vivos y por tanto en la salud de los mismos.
El uso de estos sensores cósmicos se debe primeramente al físico estadounidense Patrick Flanagan, quien a lo largo de sus investigaciones pudo constatar que el uso de tales patrones geométricos, armónicos, tienen la facultad de ordenar la energía biocósmica, proveniente del sistema solar.
Cabe destacar, que, aunque el análisis geobiológico para la planeación de una vivienda o de una ciudad entera no es algo que se ve con mucha frecuencia en la actualidad, el uso de patrones armónicos, geometría sagrada o sensores cósmicos es altamente recomendado para quienes habitan en las ciudades, pues reduce el estrés, la ansiedad, retrasa el envejecimiento, evita la oxidación tanto del organismo como de los alimentos, mejora la concentración y la memoria, ayuda a profundizar en la meditación, recarga las reservas de energía del cuerpo y brinda una mayor claridad de pensamiento entre muchos otros beneficios.
En conclusión, es importante mencionar a manera de recomendación, que los espacios con buena ventilación e iluminación natural, que cuentan además con plantas en su interior presentan menos problemas relacionados con geopatologias, energías telúricas o radiación electromagnética. La energía está presente en todo el universo, en todo lo que hacemos, durante toda la vida, y por tanto, hasta la calidad de nuestros pensamientos denota la calidad de la energía que emanamos y el tipo de energía que nos rodea, de manera que, si el pensamiento y la energía están tan íntimamente relacionados, puede decirse que donde está tu pensamiento, está tu energía.

Fuente: Archivo personal del autor. 2011.



AVISO DE PRIVACIDAD

Andrés Dionisio Hernández, propietario de la marca registrada Entornoforma, es responsable y está comprometido con el uso de tus datos perso...