martes, 12 de marzo de 2019

La energía del planeta tierra y su influencia en la calidad de vida de los seres vivos.

Introducción
El presente artículo es una reflexión acerca de la importancia de conocer e identificar la energía presente a nivel local en nuestras viviendas y cómo esta energía afecta directamente el hábitat construido y natural de nuestro planeta en su conjunto.
Como preámbulo, cabe hacer notar que cuando afirmamos que todas las cosas están vivas, es porque lo están en un cierto nivel. 
Esto último puede generar antagonismos hoy en día y más aún, cuando echamos una mirada a los problemas medioambientales que se vive en diferentes partes del mundo a causa de la manera tan egoísta con la que se trata la naturaleza, sin considerar siquiera que es nuestra propia naturaleza, de la que formamos parte, la que está siendo destruida.

Algunos autores, reconocidos mundialmente en el campo de la física cuántica y la filosofía (Capra, F. "El Tao de la física"), rescatan en sus trabajos un conocimiento invaluable venido a hoy desde los griegos para quienes toda materia, animada o inanimada, tiene vida en algún nivel.

Para la escuela filosófica de Mileto, como ya se apuntaba, las cosas están dotadas de una espiritualidad propia, en este sentido, los minerales, el reino vegetal, el agua, el aire, el fuego y por supuesto los animales, entre los que figuramos nosotros los seres humanos.
El presente texto, debido a su naturaleza y contenido, puede ser abordado desde distintas miradas: arquitectura, salud, esoterismo, energía, espiritualidad, ser, conciencia, ciencias de la tierra, entre otras.
En este sentido, llama la atención que, dada naturaleza de los modelos educativos en muchas instituciones educativas de nuestro país, dotar a las piedras de una vida propia pudiera incluso hasta sonar como algo descabellado y sin embargo, es una pena encontrar una ignorancia tal, desde los primeros años de formación preescolar hasta los últimos años de formación profesional en muchas universidades.

Ahora bien, desde mi punto de vista como profesional de la arquitectura y profesor universitario, estas carencias formativas y de sensibilidad, hacen mella en la capacidad de los estudiantes para intervenir un espacio, ya sea natural o construido y considerar siquiera la loca idea de que hasta las piedras están vivas y por tanto merecen un respeto.

En este universo dual, dotado de espíritu y materialidades, resulta increíble pensar que la energía en forma de vibraciones puede ser capaz de modificar el ADN de las cosas.

A este respecto me refiero al nivel vibratorio de todo cuanto existe, no solo en el planeta, sino en el universo, y es que la vibración de un objeto, como un tipo de energía, hace variar todas las cosas, en la gama de colores que existen, formas e indiscutiblemente, por la intencionalidad con la que pensamos, hablamos y actuamos en la vida.

En algún trabajo anterior, ya se ha señalado que si la conciencia es una tecnología muy poderosa al servicio de la humanidad, es la conciencia un instrumento maravilloso capaz de modelar el nivel vibratorio de todo cuanto existe a nuestro alrededor.

Cuando hablamos de la energía y de la capacidad infinitamente transformadora que posee, el mejor ejemplo que puedo traer a mi mente es la energía del Amor. El Amor como una forma de vida armónica, unificadora o fractal, como se verá más adelante, produce una vibración tan poderosa capaz de cambiar la realidad de una persona o de un planeta completo.

Geobiología y confort electromagnético
La Geobiología, o ciencia del hábitat, es una herramienta útil que permite detectar  las energías sutiles presentes en nuestro hábitat. Esta disciplina estudia la interacción de la tierra con los seres vivos, según el lugar donde estos se desarrollen.
De reciente incorporación en el campo de las ciencias, esta ciencia del hábitat estudia los efectos que produce la energía proveniente tanto de las capas interiores del planeta como la que llega desde el espacio en diversas longitudes de onda.

El efecto patológico que producen estas vibraciones en conjunto en los seres vivos dan lugar a desórdenes energéticos, de pensamiento, emocionales y, por ende, físicos, como es el caso de las enfermedades, cuyo origen, se estudia actualmente desde las emociones en el campo de la biodecodificación genética.

De esta manera, para el análisis de las energías sutiles, presentes en espacios abiertos o ya construidos, es necesario tener la capacidad sensorial para detectar estas sutiles variaciones en la energía del ambiente, aunque, por otra parte, esto se facilita gracias a la utilización de instrumentos como varillas de radiestesia, el aurómetro o el péndulo, pues amplifican la capacidad de un individuo para percibir estas energías.

Archivo personal del autor.
Para la arquitectura, como una disciplina que integra diversos campos de conocimiento, el estudio de estos fenómenos, llamándolos de alguna manera, bio electromagnéticos, se realiza desde una rama de la habitabilidad denominada confort electromagnético, tan poco estudiado y difundido en esta era de las telecomunicaciones con sus antenas celulares, sofisticados equipos de comunicación y la mayor desconexión de la raza humana con su propio planeta.

Retomando este concepto del confort o bienestar electromagnético, hay que indicar que se encuentra asociado al nivel de exposición a que puede estar un ser vivo en relación a un campo electromagnético natural o inducido artificialmente; lo que condiciona el desarrollo de las capacidades físicas, mentales, psicológicas, emocionales o espirituales de cualquier ser vivo. 
En consecuencia, cuando hablamos de patologías de la arquitectura o Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), es importante mencionar que si bien, muchas personas pasan un número de horas al día, expuestos al efecto de algún campo electromagnético, apuntan diversos especialistas, el riesgo a desarrollar alguna enfermedad aumenta.

Muestra de ello, lo vemos diariamente en la calle, en el supermercado, en las escuelas de todos los niveles e incluso en nuestros hogares. Me refiero al uso indiscriminado que se hace de los teléfonos celulares y a las partes del cuerpo expuestas a la radiación de estos equipos.

En este sentido, todos hemos visto alguna vez, a alguna persona o personas guardando su teléfono celular en la bolsa del pantalón, la bolsa de la camisa, en el caso de los varones o dentro del sostén, en la bolsa trasera de los jeans, en una cartera de mano o bolso de colgar en el caso de las mujeres.

Fuente: plenilunia.com
El efecto patológico está directamente asociado con la parte del cuerpo expuesto a la radiación. Si se considera que el hablar largo rato por teléfono, genera una sensación de calor en la cabeza, ya podemos imaginar lo que se está cocinando dentro de nuestros cráneos ante tal exposición a las microondas.



La Red Hartmann
Esta red se compone de líneas energéticas, también conocidas como líneas Hartmann, que por su cobertura mundial conforman una red global bio electromagnética.
Esta red planetaria es el resultado de la interacción de dos tipos de energía: la energía telúrica, procedente del núcleo de la tierra y la energía cósmica, proveniente de los confines del cosmos y que se refleja en la corteza terrestre nuevamente hacia el espacio.

Fuente: google.com
Como antecedente, Ernst Hartmann, su descubridor, ya para principios de 1900 comenzaba a estudiar el efecto que estas energías producían en la salud de las personas con resultados espeluznantes, y es que de acuerdo con este físico alemán (1925-1992), un alto porcentaje de las muertes entre sus pacientes se relacionaba directamente con Geopatías, es decir, por exposición durante largo tiempo a zonas con intensos campos electromagnéticos naturales.

De acuerdo con algunas fuentes consultadas, Hartmann realizó más de 150mil pruebas de estrés ambiental o georritmogramas, con la finalidad de comparar los niveles de resistencia electromagnética de la piel de personas expuestas, durante ciertos periodos de tiempo al día a zonas geopatógenas y las comparó con la de aquellas que no lo estuvieron. Los resultados de dichos experimentos, evidenciaron las distintas reacciones entre personas expuestas a las alteraciones geofísicas y las de los sometidos a zonas neutras.

Desde entonces y hasta nuestros días, sabemos que permanecer expuesto a este tipo de radiaciones durante varias, desencadena alteraciones en el sistema inmunológico, endocrino y hormonal, lo que puede traducirse en malestares y desequilibrios varios como insomnio, levantarse en las mañanas y sentirse cansado, dolores de cabeza o migrañas, dolores musculares, ansiedad, hiperactividad, nerviosismo o depresión, incluso aumenta la incidencia a ciertas enfermedades congénitas y degenerativas.

Finalmente, como podrá observarse, si la presencia de un cruce Hartmann coincide, además, con alguna otra variación geofísica, como fallas o corrientes de agua subterránea, el efecto negativo dentro del espacio habitable aumenta de manera significativa.

Entre las características más significativas de la red Hartmann se encuentran, que es una red que se extiende por toda la tierra, formando una retícula ortogonal orientada de norte-sur, con líneas dispuestas a cada dos metros y de 2.50 metros de este-oeste aproximadamente.

Fuente: Archivo personal del autor.


Cabe aclarar que la red Hartmann no es una retícula regular, ya que puede presentar cambios o distorsiones locales como resultado de fenómenos geológicos bien conocidos como los sismos o terremotos además de producir importantes modificaciones en el campo electromagnético de la tierra, producen desplazamientos de las capas tectónica, dando lugar a fallas o grietas en diferentes zonas de la corteza terrestre.

De igual manera, dichos cambios en la regularidad de las líneas energéticas pueden derivarse también por la presencia de corrientes de agua subterránea, drenajes, cableado subterráneo, subestaciones eléctricas de emergencia alojadas en algún sótano, o debido a la reacción electromagnética de grandes volúmenes de acero, como los utilizados en las cimentaciones de ciertas construcciones, entre muchos otros.

 Las líneas Hartmann tienen cerca de 21cm de ancho aproximadamente y también pueden presentar variaciones como en el caso anterior.
Estas líneas globales forman barreras energéticas verticales, naturales e invisibles; es decir, como si fueran grandes muros que emergen del centro de la tierra y llegan hasta las últimas capas que componen el límite entre el planeta y el espacio, dicho de otra manera, cubren toda la superficie terrestre.
Estas barreras de energía tienen tal efecto, que además de la altura, pueden atravesar cualquier tipo de material; lo que afecta de manera directa a cualquier construcción indistintamente de sus niveles.

Es importante destacar que en las zonas donde se cruzan las líneas que forman esta retícula energética, se generan zonas de iones negativos llamadas zonas geopatógenas, y los efectos que producen son potencialmente nocivos para la salud de los seres vivos, cuando se permanece en ellas durante cierto número de horas al día.

Por otra parte, los espacios que se generan entre estas líneas geométricas formando cuadrantes, se consideran zonas neutras, es decir, zonas donde no se registran ni se producen modificaciones en el campo magnético natural terrestre; por lo que no tienen efectos negativos sobre la vida.

Los sensores cósmicos
Dentro de la gama de instrumentos utilizados y que ya podemos adquirir en diferentes sitios de internet para neutralizar los efectos de dichas energías, se encuentran algunas plantas de tipo cactáceas, gemas, pirámides de cuarzo, orgonitas, entre otros.
Existe, además, otra manera de neutralizar la energía proveniente de diferentes campos electromagnéticos, estos son los sensores cósmicos. (disponibles a través del siguiente enlace:https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-667532499-sensores-cosmicos-_JM)

Fuente: Archivo personal del autor.

Estos sensores, basados en la progresión descubierta por el matemático italiano Fibonacci en 1700, representan una sucesión infinita y armónica de números. Por lo que integran en sí mismas, estructuras geométricas basadas en proporciones numéricas, o fractales, que contienen el orden divino y armónico del universo, cuya perfección y orden puede apreciarse desde la partícula más diminuta, hasta la estructura más compleja e imponente.

Fuente: https://www.vix.com
Esta proporción divina o Áurea, ya utilizada desde la antigüedad por muchas civilizaciones, integra un enorme misticismo en sí misma, de manera que estos trazos y proporciones, contenidos en muchos de ellos en mandalas, Geomancia o diseños modernos con estas características tan armónicas como las de los sensores cósmicos, armoniza     la energía de cualquier ambiente, los campos electromagnéticos de los equipos electrónicos y demás fuentes de energía tan comunes en la actualidad, produciendo una sensación de tranquilidad, paz y serenidad en las personas.

Estos sensores se llaman cósmicos debido a que tienen la facultad de detectar y neutralizar o más bien dicho, ordenar la energía cósmica y telúrica, que vibra a frecuencias que producen estragos en la vibración de los seres vivos y por tanto en la salud de los mismos.
El uso de estos sensores cósmicos se debe primeramente al físico estadounidense Patrick Flanagan, quien a lo largo de sus investigaciones pudo constatar que el uso de tales patrones geométricos, armónicos, tienen la facultad de ordenar la energía biocósmica, proveniente del sistema solar.
Cabe destacar, que, aunque el análisis geobiológico para la planeación de una vivienda o de una ciudad entera no es algo que se ve con mucha frecuencia en la actualidad, el uso de patrones armónicos, geometría sagrada o sensores cósmicos es altamente recomendado para quienes habitan en las ciudades, pues reduce el estrés, la ansiedad, retrasa el envejecimiento, evita la oxidación tanto del organismo como de los alimentos, mejora la concentración y la memoria, ayuda a profundizar en la meditación, recarga las reservas de energía del cuerpo y brinda una mayor claridad de pensamiento entre muchos otros beneficios.
En conclusión, es importante mencionar a manera de recomendación, que los espacios con buena ventilación e iluminación natural, que cuentan además con plantas en su interior presentan menos problemas relacionados con geopatologias, energías telúricas o radiación electromagnética. La energía está presente en todo el universo, en todo lo que hacemos, durante toda la vida, y por tanto, hasta la calidad de nuestros pensamientos denota la calidad de la energía que emanamos y el tipo de energía que nos rodea, de manera que, si el pensamiento y la energía están tan íntimamente relacionados, puede decirse que donde está tu pensamiento, está tu energía.

Fuente: Archivo personal del autor. 2011.



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